La toscana.

Todo lo que cuentan sobre lo bonito del paisaje de la Toscana es poco. La única pega que se le podría poner al lugar es el carácter tosco de la gente, de ahí quizás su nombre. Dí una vuelta rápida por el centro de Florencia, sin meterme mucho en lios, pero donde realmente aproveché fué en los pueblos de los arrededores.

(¿No decías que los olivos italianos eran de un sólo pie, Juanico, payo?)

No sé cómo me las compuse pero logré circundar la ciudad por carreterillas pueblerinas chulísimas, acabando en el camping sobre las 7:30pm para darme un baño en "la pisci". 

Recojo la tienda y los bártulos sobre las 7 de la mañana, a las ocho menos cuarto estoy en el bar del camping. Es curioso, ninguno de los camareros que trabajan allí es italiano. Una chica holandesa me pone el café, me sonrrie y me dice que no van muchos españoles por allí, que sobre todo alemanes e italianos. Yo le sonrrío, ella me pone morritos. En alguna batallita estaba cuando, cosas que pasan, me entra el reflejo de la tos con la boca llena de café y magdalena. Le pido disculpas por desparramarlo todo por media barra, el suelo y dos taburetes, y me voy al baño a limpiarme los pantalones.
Para arreglar el comienzo del día, después de disfrutar la noche anterior de una cerveza prohibitiva, de un WIFI de mierda y de una parcela sin enchufe para mí, no me dejan pagar con tarjeta en recepción, me dicen que es sólo para más de cien euros. -Mire usted, señorita, la gasolina la pago con VISA de 15 en 15 euros- Para colmo, se quedaron con mi DNI al entrar. Antes de armarla parda con Guardia de Finanza de por medio, le dejo el dinero en el mostrador y le enseño mi cogote. El camping está en Foghi, Firenze.